Tolosa y Manín, Lorenzo

Académicos

Antiguos académicos

Tolosa y Manín, Lorenzo

Datos personales

Lugar de nacimiento: Valencia.

Fecha de nacimiento: 1799.

Lugar de fallecimiento: ¿Tenerife?.

Fecha de fallecimiento: después de 1858.

Fecha de su nombramiento como Académico de Número de la RACBA

6 de mayo de 1850.

Especialidad y curriculum

PRIMER PRESIDENTE Y ADMINISTRADOR DE LA RACBA.

El primer presidente Lorenzo Tolosa, miembro de la acrisolada casa de los Tolosa asentados en La Orotava desde el siglo XVI, fue hijo de un militar con diversos destinos en la Península que se casó con una dama extremeña, por lo que Lorenzo, como consecuencia de la movilidad de su padre, nació accidentalmente en Valencia en 1799.

Quedó soltero y se dedicó a tareas de administración como funcionario del Estado. En su calidad de Tesorero de Hacienda Pública, ocupó en Tenerife diversos cargos, y accidentalmente llegó a ser alcalde de Santa Cruz entre 1856 y 1857, sin menoscabo de su condición de presidente de la RACBA, nombrado como tal por el Estado en el Real Decreto de constitución de la corporación canaria. Con él fueron nombrados otros dos hombres de confianza de la administración que, al parecer, poca relación tenían con las artes: los consiliarios (vicepresidentes) Soto y Baudet. Consta que Tolosa renunció a la presidencia de la Academia a finales de 1858 por enfermedad, a consecuencia de la cual tal vez falleciera, lo que ignoramos aún.

Fue Tolosa un presidente eficaz y muy ordenado, llevando con mucha seriedad y eficiencia las reuniones directivas y plenarias sin estridencias ni conflictos, siempre secundado por un secretario excepcional cual lo fue Bartolomé Saurín (hijo). Su gran preocupación fue siempre la morosidad del Ayuntamiento de Santa Cruz para librarle a la Academia los dineros transferidos anualmente por el Estado con destino a ésta. Al parecer el Ayuntamiento, lleno de deudas y carencias, destinaba esos dineros para cubrir otras partidas en detrimento de la RACBA. Las reclamaciones de Tolosa eran continuas, y los salarios pendientes de pago a los profesores de la Escuela nunca estuvieron al día. Cuando murió el profesor de escultura Fernando Estévez, sus hermanas estuvieron más de dos años reclamando los dineros que se le debían, siempre con pocas esperanzas de cobro.

Al asumir Tolosa la alcaldía, la situación mejoró durante un año, pero tan pronto la abandonó, su sucesor volvió a las andadas. Pudo dimitir por encontrarse enfermo, o tal vez por haber accedido a otro destino, pero lo cierto es que lo hizo amargado a causa de un problema que se eternizaba y que no tuvo nunca un buen arreglo, el cual, en diez años más, acabaría por dar cabo y final a la RACBA del siglo XIX.

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