23 marzo, 2014
In memoriam: José Luis Jiménez Saavedra. Vicepresidente de la Academia de BB.AA.
Acaba de fallecer en Las Palmas el arquitecto y académico José Luis Jiménez Saavedra (Santa María de Guía, 1942). Profesional de mucho prestigio, dentro y fuera de las islas, con un currículo denso y al mismo tiempo brillante, realizó una amplia obra arquitectónica con el marchamo inequívoco de su personalidad, espejo de su carácter, y desempeñó diferentes puestos de responsabilidad, entre ellos el de profesor de la ETS de Arquitectura de la capital grancanaria, la jefatura de la unidad de Arquitectura de la consejería de Educación de la comunidad autónoma de Canarias y últimamente el de arquitecto jefe de Obras e Instalaciones de la ULPS. Días antes de su fallecimiento, este centro docente le rindió un multitudinario homenaje cargado de afecto, para reconocerle su fecunda y acertada gestión, sobre todo en el diseño y realización del campus universitario de Tafira. Se había formado en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, en la que se especializó en la modalidad de Urbanismo. En otro orden, el arquitecto Jiménez Saavedra fue elegido en 2004 miembro de número de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, con voto unánime. Los muchos méritos que concurrían en su persona, patentes en los proyectos arquitectónicos que elaboró y vio realizados, como también en las tareas de gestión y dirección que le habían sido confiadas o había asumido, fueron respaldo más que suficiente para la elección. Quedó corroborado en la sesión pública solemne de su ingreso, celebrada en el aula magna de la ULPS el 7 de mayo del mismo año, con la asistencia de numerosísimas personas que querían felicitarlo y abrazarlo en unos momentos tan significativos para él. Doy fe de que así ocurrió, pues tuve la complacencia y el honor de presidir el memorable acto, como titular que era entonces de la corporación académica. El doctor Jiménez Saavedra pronunció un magnífico discurso bajo el título “Geometría y ciudad”, al que le contestó el también doctor arquitecto don Salvador Fábregas Gil. Ambos discursos fueron recogidos por la Academia en una sobria y bien cuidada edición patrocinada por la demarcación en Gran Canaria del Colegio de Arquitectos y por Cajacanarias. Su contribución a los fines propios de la institución no tardó en manifestarse y nunca decayeron. Incluso ya enfermo, mientras le fue posible no faltó ni a una sola reunión académica. Desde hace varios años desempeñaba la vicepresidencia de la Real Academia. Como señaló el doctor Fábregas Gil en el referido acto, en Jiménez Saavedra privaban la claridad y profundidad del análisis, una certera interpretación y valoración de las cuestiones puestas a debate y la densidad conceptual de sus intervenciones, siempre atinadas, concisas y a la vez sencillas. A todo ello se unían en él de manera estrecha la lealtad, la tolerancia y la comprensión. Sabía escuchar, era parco pero muy ajustado en el decir y con la afabilidad y la sencillez del gran señor, del amigo, del hombre riguroso, inteligente y atento. La Real Academia acaba de perder a uno de sus miembros más ilustres, eficaces y fieles.
Eliseo Izquierdo
Publicado en “El Día” el 21 de marzo de 2014