19 enero, 2012
EN LA MUERTE DE MANUEL BÈTHENCOURT SANTANA. Adiós al maestro y al amigo
Con emoción y enorme pena recibimos la noticia del fallecimiento de Manuel Bèthencourt Santana, uno de los grandes artistas del siglo XX en Canarias. No por presentido, desde que su salud, bastante frágil los últimos años, aceleró su deterioro de forma irremediable, es menos doloroso este acontecimiento que trae luto al arte en nuestras islas y fuera de ellas, porque el prestigio y la valía de Bèthencourt como escultor de recia personalidad y sólida obra muy original hay que decir que se reconocía acaso más fuera que dentro de nuestro archipiélago.
Para quienes tuvimos la fortuna de honrarnos con su amistad, conocer bien su calidad humana y su sabiduría como artista, la pérdida es doble. Fue amigo leal. Era un ser humano sin dobleces. Tenía bien grabadas en su ser las virtudes de la sencillez y de la humildad. Más a lo hondo de una cierta arisca manera de manifestarse a veces, expresión inequívoca de su timidez, fulgían sus insobornables principios humanos de independencia, de rigor, de seriedad, de responsabilidad. Lo mismo como persona que como artista.
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El escultor Manuel Bethencourt Santana (1931-2012) fue uno de los Académicos más veteranos de la RACBA. Ingresó en 1985 como Numerario de nuestra corporación, mediante un acto memorable solemnizado con una soberbia exposición de su obra, y ascenció al cuerpo de Supernumerarios al cumplir 75 años de edad, sin dejar por ello de seguir colaborando. Fue desde su ingreso un compañero muy cercano y eficaz en el seno de la Real Academia Canaria de BB. AA, participando en la misma e implicándose en cuantos acontecimientos importantes se organizaron. Su deceso este 16 de enero nos deja un gran vacío, al que difícilmente suplirá la impronta de su imborrable recuerdo.