Antiguos académicos
Antiguos académicos
Lugar de nacimiento: Salamanca.
Fecha de nacimiento: 25 de agosto de 1800.
Lugar de fallecimiento: Barcelona.
Fecha de fallecimiento: 8 de octubre de 1869.
16 de noviembre de 1861.
QUÍMICO Y TECNÓLOGO INDUSTRIAL, PROFESOR E INVESTIGADOR.
Su padre fue el Doctor en Leyes y Cánones Antonio Casaseca, y su suegro, el grabador y artífice-mecánico Bartolomé Sureda. Ambos habían estado al servicio de los ocupantes bonapartistas, por lo cual se vieron obligados a huir a Francia al advenimiento de Fernando VII. De regreso a España, Sureda ocupó la dirección de las Reales Fábricas de Loza de La Moncloa y la de Cristales de La Granja de San Ildefonso, además de las clases de delineación en el Conservatorio de Artes de Madrid, institución de enseñanza tecnológica-industrial.
José Luis Casaseca se licenció en Ciencias por la Universidad de París (1822). Adquirió aprendizaje experimental entre 1819 y 1822 como ayudante del químico Thenard durante sus lecciones públicas en el Colegio de Francia. Vuelto a España cuando irrumpió el trienio liberal, fue durante buena parte del mismo (1822-23) ayudante y viceprofesor de la Cátedra de Química del valenciano Andrés Alcón en la Universidad Central de Madrid. Restaurado el Absolutismo fue Catedrático de Química del Real Conservatorio de Artes de Madrid (1827-32). En 1833 ejerció la Dirección de la Real Fábrica de Gas en Madrid, y ese año fue comisionado por el gobierno para estudiar los avances tecnológicos en Gran Bretaña. Su fama más allá de las fronteras españolas favorecieron que fuera Correspondiente de la Sociedad de Farmacia de París (1825), de la Sociedad de Historia Natural de Montpellier (1826), de la Real Sociedad Económica de La Habana y de la Sociedad Zoológica de Londres (1834). En 1833 se le otorgó en España la Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, debido a la instalación del alumbrado de gas en el Palacio Real de Madrid, y ya desde entonces tuvo estrechos vínculos con los funcionarios del gobierno colonial de Cuba.
A instancias de Ramón de la Sagra se trasladó a La Habana en 1836 y atendió la Cátedra de Química de la Junta Superior Gubernativa de Farmacia (1839-1842). En 1842, por encargo del gobierno español, estudió en Europa los adelantos tecnológicos de la industria remolachera.
En Cuba está considerado como el “padre de la química cubana”, habiendo formado allí a importantes figuras de la especialidad siendo profesor (desde 1844-45) del Instituto de Investigaciones Químicas de La Habana. De su magisterio se beneficiaron discípulos tan importantes luego como Alvaro Caro, Ramón María de Hita, Joaquín Fabián de Aenllé, Cayetano Aguilera y, sobre todo, su principal seguidor Álvaro Reynoso. Desde el mencionado Instituto se dedicó a las aplicaciones industriales, sobre todo azucareras (1848-59), y fue quien dio los primeros pasos en el análisis de abonos y suelos. Parte importante de su obra científica se encuentra en las Memorias de la Sociedad Económica de La Habana. Su labor como docente de la química experimental en Cuba se prolongó por espacio de 22 años, y fue el primero en institucionalizar la actividad investigadora de manera independiente a la de la docencia.
En 1859 se jubiló por motivos de salud y se asentó en Santa Cruz de Tenerife, donde se le documenta al menos entre 1861 y 62, pasando luego a Santa Cruz de La Palma, donde el periódico local “El Time” da la notica, el 11 de octubre de 1863, de que el profesor Casaseca se ofrecía como profesor de química del colegio de segunda enesñanza de La Palma. Estudia las aguas de La Palma y publica los resultados en “El Time” del 27 de septiembre de 1863, lo que dio lugar a que dicho periódico abriera una suscripción popular para dotar a Casaseca de los aparatos necesarios para que siguiera analizando las aguas palmeras. Fue socio de mérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Palma. En 1864 se establece en Barcelona, donde prosigue la traducción y edición de obras científicas de su especialidad, falleciendo cinco años después.
Tras establecerse en Tenerife, la RACBA se apresuró a acogerlo e incluirlo en el grupo de nuevos Académicos de Número que fueron confirmados en noviembre de 1861, y asistió ese año a los dos últimos plenarios, si bien, decidido en el año siguiente a establecerse en La Palma, se desvinculó pronto de la Academia Canaria de Bellas Artes.
A lo largo de su vida, José Luis Casaseca tradujo para contribuir a su edición y difusión un buen número de obras francesas de su especialidad (obras de François Magendie, Justus Liebig, Édouard Robin…). En el periódico “El eco del Comercio” publicó en 1861 una serie de artículos de divulgación científica bajo el título de El porqué de las cosas. Editó numerosos trabajos científicos en revistas especializadas, y también algún libro, entre los que destacamos los siguientes:
Hay bastante bibliografía sobre Casaseca, sobre todo en Cuba, donde se le recuerda como uno de los principales científicos influyentes e innovadores que han pasado por aquella Isla. Un trabajo y compendio sobre su figura, editado en España, es el siguiente:
Rolando E. MISAS JIMÉNEZ: “Un químico español del reinado de Fernando VII: José Luis Casaseca y Silván”, en Llul, vol. 19 nº 36. Zaragoza, 1996, pp. 131-160.