Encuentro de museos canarios. Estrategias de futuro.

El Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife ha sido el escenario los días 12, 13 y 14 de noviembre del Encuentro de Museos Canarios. Estrategias de Futuro, primera cita de estas características y alcance en el contexto de las islas. Con una impecable estructura expositiva-participativa, el encuentro no solo ha ofrecido una plataforma para el acercamiento a experiencias nacionales e internacionales significativas en el ámbito de la gestión y la comunicación museística, sino que ha proporcionado un foro a través del cual evidenciar las necesidades concretas de los museos canarios, sentando las bases de futuras sinergias y clarificando líneas de trabajo comunes para profesionales, instituciones y administraciones responsables.Museos_de_Tenerife_1

La jornada de apertura se inició con tres comunicaciones que condensaron los que serían los aspectos más relevantes del debate posterior en las mesas de trabajo conjunto, logrando cubrir los elementos clave que interviene en la ecuación del museo: el objeto, el sujeto y la gestión de la institución.

Como punto de partida, María Nusser-Wagner, coordinadora de comunicación y marketing de la Asociación de Museos de Bonn, expuso la experiencia de gestión regional conjunta de los doce museos de la Mancomunidad de Municipios de Renania (LVR), experiencia de gestión coordinada de especial relevancia para Canarias en tanto que se ofreció como modelo eficaz para la colaboración entre museos de carácter regional. La tradicional itinerancia de exposiciones, el formato de cooperación quizás más conocido en nuestro país, o la multiplicación de sedes para una sola exposición, son solo algunas de las formas de colaboración llevadas a cabo por la LVR en materia museística. Cabe destacar por un lado la flexibilidad de esta clase de gestión, que permite la creación de sinergias puntuales entre grupos determinados y variables de museos para llevar a cabo proyectos concretos. Es el caso de la exposición High Tech Romans, una coproducción de los museos de la LVR y otros museos de Holanda y Bélgica en la que, partiendo de una misma estructura expositiva y de unos módulos temáticos básicos, ofrecía a cada sede la posibilidad de incluir piezas de las colecciones propias relacionadas con el tema. Así mismo, además de las colaboraciones entre agrupaciones de museos, la gestión regional de estas instituciones consigue aunar esfuerzos en aspectos como el enfoque de los programas de participación con jóvenes, escuelas o familias, así como en la contratación de determinados servicios comerciales o en el marketing. De acuerdo con Nusser-Wagner, esta dualidad entre flexibilidad y unión de esfuerzos resulta tremendamente beneficiosa en tanto que favorece el intercambio de ideas, retroalimenta la generación de nuevos proyectos, y logra un mayor aprovechamiento de los recursos.

En las dos conferencias que siguieron, Anna Omedes, directora del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y Richard Hadley, coordinador de desarrollo de Audiences Europe Network ofrecieron planteamientos tangenciales en relación a la que viene siendo desde hace décadas la discusión más candente de la teoría museística: el replanteamiento de la relación comunicativa que se produce en el seno del museo. Con las miras puestas en las colecciones como elemento configurador de la identidad de este, Anna Omedes reflexionaba sobre las posibilidades de los objetos de encarnar y generar emociones, incidiendo en la importancia que han de tener estos en el discurso expositivo a la hora de producir experiencias relevantes, de tal manera que se basten a sí mismos en el impulso del autodescubrimiento y el aprendizaje.

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Con un discurso teórico en apariencia alejado, aunque no distante de las directrices prácticas de la institución dirigida por Omedes, Richard Hadley expuso algunos de los aspectos que aun constituyen una barrera para el reconocimiento social de los museos y la asimilación de estos como instrumentos del cambio en manos de todos. Apoyándose en las tesis de Nina Simon, autora del libro The participatory museum, Hadley instó al desarrollo junto con la comunidad de proyectos de participación a diversos niveles, desde la contribución y colaboración hasta la co-creación.

En este interesante e ineludible tándem de conferenciantes quedó condensada la gran diatriba del museo actual, que no es otra que su adaptación a unas rutinas democráticas de consumo cultural, sin renunciar a su secular razón de ser como custodios de la “cultura legítima” materializada en sus colecciones. Todo ello esquivando los temidos fantasmas que rondan las esferas intelectuales: la “banalización” y la especulación de la industria cultural.

Siguiendo las líneas abiertas por los conferenciantes invitados, las distintas mesas de trabajo discutieron la realidad del contexto legal y la gestión de los museos canarios, el estado de las colecciones y las nuevas estrategias de relación del museo y la sociedad.

En una llamada de atención a los organismos competentes quedó claro que se hace necesario un nuevo marco legal en materia de patrimonio que reglamente específicamente la condición y las competencias de los museos, así como el papel de las diferentes administraciones en su gestión, buscando armonizar en todo momento el respeto y la protección de bienes y creadores con el derecho universal de acceso a la cultura. Se reflexionó también sobre la posibilidad de romper barreras departamentales e instituciones para trabajar en proyectos integrados sobre las colecciones, haciéndolas más accesibles a través de la adaptación de los discursos al público, las visitas a los almacenes, la elaboración de exposiciones periódicas con fondos de la colección permanente, o la realización de residencias artísticas de interpretación de las mismas. A esta labor de difusión y revisión de las colecciones se sumó la necesidad de implementar herramientas de catalogación y protocolos de inventariado periódico con el objeto de proteger los bienes del museo de la forma más eficiente posible, facilitando la labor posterior de los investigadores y difusores sin comprometer la salvaguarda de las piezas. Finalmente, y en base a la prolongada experiencia de los museos canarios en materia de voluntariado, se subrayó la importancia del mantenimiento y la extensión del voluntariado cultural a los diferentes departamentos del museo, abriéndose el debate en torno a la capacidad de todas las instituciones museísticas canarias de asumir esta labor. Además, se trabajó en las formas de optimizar los canales de comunicación, sobre todo en lo que a gestión de comunidades digitales y redes sociales se refiere; así como el perfeccionamiento de las estrategias de marketing más allá de la elaboración de exposiciones mediáticas, sin olvidar por supuesto la mejora en las vías de retroalimentación y conocimiento del público.

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Sumándose a las contribuciones personales de cada uno de los asistentes al encuentro en estas mesas redondas, fueron 29 las instituciones museísticas que por medio de sus representantes quisieron exponer su labor con una serie de microconferencias dentro del Carrusel de Museos. Aunque con historias, organigramas, materias y administraciones muy diversas, quedó claro el compromiso de los museos canarios para con los tradicionales principios del museo: la conservación, investigación y difusión, así como su voluntad para tender puentes en la búsqueda conjunta de soluciones.

Como cierre de las jornadas, el antropólogo y coordinador del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, Fernando Estévez González llevó a cabo una perentoria llamada de atención hacia la necesidad de afrontar este nuevo camino de convergencia desde la ineludible reflexión crítica sobre la herencia museológica de las islas. No basta con recordar el pasado de cada una de estas instituciones con el orgullo del trabajo bien hecho. Es imperativo pensar dicho pasado, pues solo problematizando los particulares heterotopos de cada uno de nuestros museos, saltarán por los aires las divisiones disciplinares y administrativas y estaremos en el camino de una verdadera cooperación.

 

Alejandra Villarmea López
Licenciada en Historia del Arte


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