Museo Histórico Virtual

Eduardo y Villareal, Diego Nicolás

de artistas en Canarias

Arquitecto y clérigo

Diego Nicolás Eduardo y Villarreal

La Laguna (Tenerife), 1733; Tacoronte (Tenerife), 1798.

Diego Nicolás Eduardo (el apellido Edwards fue castellanizado una generación antes) ya tenía interés en la arquitectura por influencia de su hermano y tutor Antonio José (1718-1780), navegante, militar y comerciante, además de ingeniero. Cuando Diego fue a Granada en 1761, para terminar sus estudios eclesiásticos y ordenarse, sus aficiones arquitectónicas le hicieron acercarse a los grandes monumentos nazaríes, aprendiendo también de la Catedral de Diego Siloé (con su encuentro de trazas medievales y formas clásicas) o del Palacio de Carlos V con sus referencias italianas. Durante su estancia en Madrid, entre 1764 y 1769, acudía regularmente a la Real Academia de San Fernando; allí asistió a la fiebre constructora que, de la mano de Carlos III, iba convirtiendo la villa en capital. Y más tarde, en Segovia, continuó estudiando dibujo y matemáticas en su Academia Militar de Artillería de la que era capellán.

Eduardo regresó a Las Palmas en 1777 con el nombramiento de racionero de la catedral de Santa Ana. Inmediatamente, reconocido ya como arquitecto, pasó a dirigir las obras de la iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar, proyectada por su hermano, aunque modificó los planos. El edificio, que significó el asentamiento definitivo del neoclásico en las islas, se estructura en tres naves longitudinales separadas por pilastras poligonales, posee cubiertas de bóveda de medio cañón y una cúpula sobre pechinas y tambor sobre el crucero. Destaca el alzado principal a la plaza, un despliegue del lenguaje clásico, enmarcado entre torres gemelas y con dos cuerpos separados por cornisas y rematado por un gran frontón de arco rebajado.

Eduardo participó en la serie de decisiones del Cabildo en torno a la continuación de las obras de la Catedral, interrumpidas desde hacía casi dos siglos. El acuerdo cabildicio fue en ese momento que el edificio se concluyera con el mismo lenguaje medieval con que había quedado interrumpida y no en el “gusto romano”, rechazándose por tanto los planos del ingeniero Miguel de Hermosilla (mayo de 1781). Así, Eduardo fue nombrado en junio de 1781 arquitecto de la Catedral, iniciándose los trabajos el mes siguiente, junto con el experimentado maestro de obras Patricio García. Para ello dibujó un detallado plano, presentado en 1784, que incluía el templo completo, diferenciando en color el edificio existente y la nueva intervención que duplica su superficie, dando continuidad al edificio del siglo XVI –desde el crucero hasta la cabecera–; incluye también la Parroquia del Sagrario al norte –sobre el derruido Hospital de San Martín y nunca construida– y las dependencias accesorias al sur, además de la planta de cimentación y muros para la nueva obra. No existe constancia de que haya dibujado la fachada principal, que sí proyectó su discípulo José Luján Pérez. En 1791 se ligaron los arcos de la obra antigua con la nueva y se empezaron a cubrir las nuevas bóvedas de la cabecera, mientras que en 1794 estaban terminadas las bóvedas del transepto y el cimborrio, elevado este último sobre el antiguo altar y sacristía.

En los numerosos dibujos del cimborrio se muestra hasta qué punto los dos lenguajes –el gótico interior y el clásico exterior– coexisten y se complementan en un eclecticismo característico de la arquitectura de Canarias y que Eduardo interpreta a partir de lo ya construido y la cimentación existente. El cimborrio se apoya en cuatro arcos; en el interior de la cúpula la bóveda de crucería se forma con haces de cinco nervios que parten de ménsulas esquineras y se cruzan para formar una estrella de ocho puntas sobre la que se sitúa el tambor de la linterna de planta circular. La precisión con que se dibuja en 1796 la estereotomía y plantillas para la linterna, muestra hasta qué punto Eduardo dominaba el oficio. El interior del templo, en efecto, es gótico; pero la fachada posterior que da a la Plaza del Pilar Nuevo, proyectada también por Eduardo, es neoclásica, compuesta por dos pilastras de orden gigante que sostienen un arco escarzano coronado por una balaustrada y otros dos cuerpos laterales que señalan los emplazamientos de sendas capillas. Los trabajos fueron continuados por Luján Pérez.

Eduardo dibujó la planta, alzado y sección de la Iglesia de San Agustín (1786). Su planta era de una sola nave con cubierta abovedada, rodeada de capillas laterales, además de las capillas de la Epístola y del Evangelio que forman un acusado crucero. También proyectó la iglesia de San José (en Las Palmas como la anterior) que posee una sola nave con cubierta de bóveda de cañón entre arcos fajones, con capillas laterales y crucero. La fachada neoclásica destaca por el trabajo de cantería, con decoración acanalada, hastial, espadaña y pináculos. Trazó también la escalera en tres tramos del edificio de la Inquisición en Las Palmas y la escalera al camarín de la Virgen del Pino en la basílica de Teror, y se le atribuye el primer proyecto para la nueva iglesia de San Sebastián de Agüimes (h. 1793).

Eduardo intervino sobre edificios religiosos de Tenerife, como en la cabecera de la parroquia de la Concepción de La Laguna (1785), cuyo proyecto había iniciado su hermano Antonio en 1776; la torre neoclásica de Nuestra Sra. de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife (1789); o la finalización (capilla Mayor) de la Iglesia de la Concepción de La Orotava. Se conserva también un proyecto, que se le atribuye, para el Jardín Botánico del Puerto de la Cruz (1790).

 

MMH

Bibliografía

FRAGA GONZÁLEZ, Mª Carmen
“Diego Nicolás y Antonio José Eduardo”
En Arquitectura neoclásica en Canarias, Aula de Cultura de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1976, pp. 19-29.

MARCO DORTA, Enrique
Planos y dibujos del Archivo de la Catedral de Las Palmas
El Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, 1964.

RUMEU DE ARMAS, Antonio
“Diego Nicolás Eduardo, Arquitecto de la Catedral de Las Palmas”
En Anuario de Estudios Atlánticos, 39, 1993, pp. 291-369.

TARQUIS RODRÍGUEZ, Pedro
“Diccionario de Arquitectos, Alarifes y Canteros que han trabajado en las Islas Canarias. Siglo XVIII”
En Anuario de Estudios Atlánticos, 12, 1966, pp. 403-429.

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