Sobre el deterioro de algunas esculturas urbanas de Santa Cruz de Tenerife

El 15 de junio de 2009 realizó su acto de ingreso como numerario de la RACBA, en el salón de actos de CajaCanarias, el escultor José Abad, electo desde 2001. Sorprendentemente, a los cuatro meses de su tardío ingreso renunció a su condición de académico, alegando falta de tiempo para involucrarse, siquiera mínimamente, en las tareas de la Academia, decisión irrevocable suya que todos lamentamos. Su acto de incorporación a la RACBA, brillante, fue mantenido por la numeraria Ana Quesada Acosta, quien realizó un hondo calado en la vida creativa y en la obra del recipiendario. Pepe Abad, que regaló una escultura a la Academia, dio además las gracias con un breve discurso muy directo, en el que denunció cómo determinadas esculturas de Santa Cruz sufrían deterioros sin que por el Ayuntamiento se interviniera para repararlas. Se refirió concretamente a la suya de grandes proporciones situada en la Rambla del General Franco, herida desde hacía tiempo por el embate de un vehículo y otras tropelías. Después de su abierta denuncia, al menos su escultura fue reparada.

Un grupo de arquitectos de la RACBA presentó al plenario poco después, a fines de noviembre de 2009, un nuevo manifiesto sobre este tema. Esta vez se trataba de la mutilación y la desaparición de una parte de la gran escultura de Martín Chirino situada en la Plaza de Europa de Santa Cruz de Tenerife, así como el deterioro urbanístico de su entorno, en el que intervinieron en su día (se inauguró en 1992) dos miembros de la RACBA: el arquitecto Rubens Henríquez y el propio escultor Martín Chirino. Esta colaboración entre escultor y arquitecto propugnaba la integración de la escultura en su entorno, englobando la composición del conjunto, la naturaleza de los materiales y la vegetación en una concepción total de plaza-escultura.

La tramitación de esta denuncia de deterioro “como consecuencia del mal uso que se está dando a este espacio público” fue aprobada por la Academia, siendo presentado poco después el escrito oficial correspondiente ante el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Casos como este no son singulares ni exclusivos de la ciudad capitalina tinerfeña. Por toda la geografía de las Islas pueden encontrarse algunos casos de esculturas urbanas que muestran las huellas de diferentes tipos de agresión, ante la indiferencia de las municipalidades. La RACBA apela a una mayor atención, a un mínimo servicio de detección de pintadas o heridas en las esculturas urbanas y a una rápida intervención de mantenimiento, preferentemente, si es posible, con los propios autores de las esculturas y sus entornos.



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