26 mayo, 2013
25 de mayo: Manuel González Muñoz solemnizó su ingreso en la RACBA
“Cuando me dispuse a trabajar sobre la escultura que hoy pasa a formar parte de la colección de la Real Academia, me fijé en su patrono, San Miguel Arcángel, capitán de las milicias divinas, y lo he querido levantar sobre la tesis de lo apolíneo-dionisiaco: Apolo, dios del sol, del intelecto; Dionisos, dios pegado a la tierra, de las pasiones. No hay combate de contrarios, el bien, el mal, como se da en la iconografía tradicional, sino elevación desde los complementarios”. Manuel González Muñoz
Como si de una obra de teatro se tratara, asistimos ayer 25 de mayo a una gran representación. Con pocos protagonistas, pero fantásticos, un guión muy bien estructurado, una escenografía espléndida en el Gabinete Literario y un gran número de espectadores que, otra vez, han vuelto a llenar el Salón Dorado de esta institución, para asistir a un acto organizado por la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Pero no se trataba de una pieza teatral, sino del acto de ingreso como Académico de Número del escultor Manuel González Muñoz, he aquí la diferencia. Este escultor no sólo donó su obra San Miguel Arcángel versus Apolo Dionisos, sino que ofreció una reflexión de gran altura intelectual sobre su experiencia estética. Previamente, Ana Quesada basó su laudatio en un riguroso análisis e interpretación de la obra del recipiendario, preparando el “terreno” para la disertación de González Muñoz, quien nos aproximaría a su pensamiento humanista y a los impulsos más profundos que lo mueven. Y concluyó con el pianista José Luis Castillo, “un coloso”, aseguraría uno de los académicos al finalizar el acto, quien sin pretenderlo, evocó a la escultura donada, pues la delicadeza y naturaleza etérea de ésta, halló su eco perfecto con la sonata Dante de Liszt. Ana Quesada, Manuel González Muñoz y José Luis Castillo. Conocimiento, razón y pasión. Apolo y Dionisos dándose la mano, como en la escultura, sin contradicción, sin lucha de opuestos, sólo complementarios. Con la presencia del Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, y otras autoridades del mundo de la política y del arte, se desarolló el acto de ingreso de González Muñoz. Tras las palabras de bienvenida de la Presidenta de esta Corporación, Rosario Álvarez Martínez, tomó la palabra el Secretario de la misma, Gerardo Fuentes Pérez, para leer el acta en la que se nombró electo como Académico de Número a Manuel González.
A continuación, la doctora en Historia del Arte y Académica Ana Quesada Acosta, leyó la laudatio en la que cada pieza escultórica representativa de los periodos artísticos de Manuel González Muñoz, sería el punto de partida para hablar del artista. Ella interpretó muy bien la obra de un humanista, que basa su esencia tomando como modelo la figura humana, el hombre como medida de todas las cosas, el hombre que “renace del letargo individual y proclama su libertad de espíritu”. Precisamente este “es el momento en el que el cuerpo desnudo reaparece como portador de belleza”. Ésta es una de las claves de la obra de González Muñoz, otra será sus argumentos visuales que deben mucho al Renacimiento. Así, explorando constantemente en las técnicas y los materiales, “hace suya la mitología clásica y convierte la materia en la esencia de un pensamiento existencialista de raíz dramática” a través de iconos clásicos mutilados por la angustia, cuyos cuerpos se retuercen, en busca de la solución de su fatal destino, como lo revelan sus obras Parcas, Macias, Ares, el Hereje Condenado o Hastío del Profeta, en la que el pesimismo del profeta Jeremías, su denuncia e impotencia son revelados por los personajes modelados en poliéster.
Acontinuación, Rosario Álvarez se dirigió al numeroso público asistente, para informar sobre la Real Academia, y agradecer la obra donada, pues a su juicio, es “una bella escultura, etérea, donde se aúnan las formas humanas con las técnicas más avanzadas, una obra que bebe de la fuente del Renacimiento, pero deja huella a la imaginación del espectador”.



