El juego, la fantasía, y lo real transitan de forma paralela a partir de un halo de misticismo que crea el artista Alfonso Bravo en su última producción fotográfica, titulada, Paisajes Nómadas (Sala la Cámara, San Cristóbal de La Laguna, hasta el 20 de mayo). Con una apariencia tersa, pulcra, nutrida de simbolismo y sin fronteras, podemos localizar un idílico paisaje que desentraña ciertos experimentos fugaces en la abstracción, dotados de un encanto decorativo. Expresión desenfrenada ésta, de un creador multidisciplinar cuyo perfeccionismo se refleja en los motivos banales e ignorados que escoge como temas: el paisaje de hielo y su gran fuerza expresiva.

Por tanto, en esta muestra asistimos  un espectáculo iconográfico en donde la temática que empapa la producción artística de este creador la podemos contextualizar en la memoria del arte, aquélla en donde el espíritu solitario del artista del romanticismo alemán del siglo XIX Caspar Friedrich, nos conduce a la producción artística de Alfonso Bravo, en cuyas instantáneas la plasticidad es llevada a su máxima vertiente, predominando el áurea del individuo, el oro que penetra en una luz tamizada y tímida a la manera de los artistas medievales. En este caso, Bravo manifiesta con Paisajes Nómadas, la experiencia espontánea de sus  paisajes solitarios, caracterizados por la estética calmada y la poética visual de este artista de la belleza natural, en donde cada pieza descansa sobre ángulos engendrados del romanticismo, destacando ahora la renovación de los conceptos tradicionales, conmoviendo la mirada crítica del profano que reflexiona sobre códigos y principios del hombre ante su condición existencial. El nuevo enfoque de la realidad en las piezas de este creador, viene determinada por la tradición clásica de éste, quien tamiza las formas y los paisajes a partir de composiciones equilibradas dotadas de una estética europea dotada de modernidad.

Nuria Segovia Martín

Doctoranda y Lcda. en Historial del Arte-ULL