Arquitecto y urbanista
Bilbao, 1887; Madrid, 1970.
Zuazo estudió arquitectura en Barcelona y Madrid donde se tituló en enero de 1913, habiendo sido sus profesores, entre otros, Puig i Cadafalch o Velázquez Bosco. Trabajó en los estudios de Emilio Amann en Bilbao y Antonio Palacios en Madrid colaborando con éste último en el desarrollo del Palacio de Comunicaciones (inaugurado en 1919; una obra “ausente”, como el mismo Zuazo comentó, de “verdad arquitectónica”).
Centró su actividad profesional principalmente en Madrid donde realizó obras de gran importancia antes de la Guerra Civil, como el Palacio de la Música (1924-1926), la Casa de las Flores (1930-1932), el Frontón Recoletos (con Eduardo Torroja, 1934-1936) o los Nuevos Ministerios (1932-1937). Fuera de Madrid realizó los Bancos de España en Granada (1933) y Córdoba (1934), o el Edificio de Correos en Bilbao (1927), entre otros.
La arquitectura de Zuazo se puede calificar de atemporal, basada en principios clásicos y renovada por el conocimiento profundo de las corrientes racionalistas que irrumpen en el panorama internacional en los años veinte y que se funden y concretan en una manera personal de proyectar, con gran maestría del oficio, en un eclecticismo academicista y racionalista que se alía con su espíritu empresarial.
Fue una de las grandes figuras del urbanismo de su época, redactando numerosos planes reguladores y de ensanche (Sevilla, Bilbao, Zaragoza, etc.), entre los que destaca el Plan Comarcal de Madrid, como resultado de ganar, junto al arquitecto alemán Hermann Jansen, el concurso internacional convocado en 1929.
Tras su retiro forzoso en Francia, y por su vinculación profesional con la Segunda República, Zuazo fue deportado a Canarias -sin comentarios- por una orden ministerial de 24 de febrero de 1940, por la que se le inhabilitaba temporalmente para el desempeño de cargos públicos y contribución de segundo grado en el ejercicio de la profesión. Siendo acogido por Miguel Martín Fernández (y coincidiendo con Marrero Regalado), estuvo confinado en Las Palmas de Gran Canaria hasta septiembre de 1943 en que regresa a Madrid.
Su aportación a la arquitectura local radica básicamente en la experimentación que llevó a cabo con el empleo de materiales o el contraste entre formas, color y luz, cuando asimila el llamado popularmente “estilo canario” no a una manera de componer propia de la arquitectura tradicional, sino, según sus palabras, a un “modo de construir genuinamente isleño”.
Durante su permanencia en Las Palmas redactó el Plan General de Ordenación Urbana, terminado en 1944, donde destaca la resolución urbanístico-arquitectónica de sus propuestas residenciales. Este plan, pese a no ser ejecutado, contenía alguna de las líneas maestras de lo que sería la ciudad años después; al mismo tiempo, proyectó el Seminario Diocesano de Tafira (1942). Después de su regreso a Madrid siguió conectado con Las Palmas, proyectando la Sede de la Unión y el Fénix (1947-1952), simplificación formal derivada de los años treinta con el añadido de ciertos estilemas clasicistas y locales; la intervención en el nuevo Museo Casa de Colón (1951-1954), con la escenografía de Néstor Álamo y Santiago Santana; las Academias Municipales (1953), decantación del “estilo neocanario”; el conjunto urbano de la Ciudad del Mar (1956-1968), ampliación de la ciudad hacia el naciente que desarrolló además como empresario; el internacionalista Banco de Santander (1962-1965) y diversas viviendas unifamiliares.
MMH
AA.VV.
Secundino Zuazo
Arquitectura COAM, 141, septiembre 1970.
MAURE RUBIO, Lilia
Zuazo
C.O.A.M., Madrid, 1987.
MIRALLAVE IZQUIERDO, Vicente
Zuazo y Las Palmas de Gran Canaria 1940-1968
Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2009.
SAMBRICIO, Carlos
“Introducción” a Secundino Zuazo, Madrid y sus anhelos Urbanísticos. Memorias, 1919-1940.
Comunidad de Madrid, Madrid, 2003, pp.12-134.
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